Cómo convivir con un jefe más joven

Por En Plenitud
Autor: Roberto Mateoli Fuentes

En el empleo tradicional, la carrera laboral reflejaba la evolución natural del desarrollo profesional de sus empleados. Superiores de mayor edad, compañeros de trabajo dentro del mismo grupo etario, y los “novatos” siempre más jóvenes.
Pero, con el auge de las tecnologías de la información y la importancia cada vez mayor de los aspectos financieros y el marketing, cada vez más empresas contratan ejecutivos jóvenes para dar una nueva dirección a la empresa, o incluso para cambiar las reglas habituales hasta ese momento.

Pero más allá de la sorpresa, y el enojo iniciales, siempre es posible enfrentar exitosamente estos cambios, si se piensa y actúa estratégicamente.

Piense primero
Es natural en los seres humanos que se midan las situaciones de una forma muy subjetiva, basada sólo en las propias experiencias y temores del pasado. Sin embargo, sólo si logra desprenderse de estos prejuicios podrá conducirse de la manera más conveniente para usted.

Evalúe la situación objetivamente, de la siguiente manera:

En primer lugar, no se debería asumir como natural que su jefe esté pensando en reemplazarlo por algún amigo o compañero de universidad, que tal vez sepa algo más de computación. En otras palabras, no se apure a discriminarse a usted mismo. Si piensa que lo peor ocurrirá, seguramente así será. En este sentido, no se enloquezca tratando de solucionar problemas que aún no sabe si existen.

Tampoco debe pensar, automáticamente, que su jefe no sabe nada. El jefe no puede saber tanto acerca de su función (la de usted) en el trabajo como usted. Pero de hecho, tampoco tiene la obligación de saberlo, y por eso usted está allí.

Por último, no debería creer que su jefe está mucho más cómodo con la situación de lo que lo está usted. Póngase en el lugar de su jefe, y verá las dificultades de estar por encima de alguien que, claramente, es más experimentado, tiene una historia en la organización, y ya lo puede haber “marcado” como un arribista. El temor de su jefe se puede esconder detrás de la jactancia, cierto, pero sigue estando allí.

Recuerde: el “nuevo” es él. Usted no tiene nada que demostrar además de lo que hace habitualmente, pero él sí.

Nada más, y nada menos, que su jefe
Olvídese de la edad. Un jefe es un jefe, que tiene la obligación (¡para eso lo contrataron!) de hacer lo que todos los jefes hacen, sea cual sea su edad.

Por lo tanto, no es su hijo, ni ninguno de los amigos de su hijo, y no debe tomar una actitud paternalista frente a él:

- Trate de recordar los roles. Visto desde una perspectiva generacional, usted es el que debe manejar la situación, y ese joven arribista que está enfrente es un "niño". Sin embargo, él o ella son niños con responsabilidades, requisitos y autoridad. Por lo que debería ubicarse en los roles laborales, y no en los generacionales.

- Pídale una opinión a su jefe antes de ofrecer la propia. Por cierto, la misma podrá no gustarle, pero debe entender que, aunque sea más joven, su jefe puede contar con mayor información -sin mencionar la autoridad- de la que usted puede no estar enterado.

- Comprenda las expectativas de su jefe. Una razón por la que ha logrado tanto, es por saber lo que sus propios jefes quieren -y cómo lo quieren- para luego entregárselo. No crea que por ser más joven esa persona estará esperando algo distinto.

Sorteando la brecha generacional
Utilice los recursos con los que cuenta para mejorar y hacer positiva la relación, y no para caer en un conflicto innecesario:

Busque formas de acercarse a su jefe, incluso cuando él no lo requiera. Hágalo sutilmente. ¿Su jefe está abierto a sugerencias? Pregúntele. Y entonces ofrézcale su experiencia. Recuerde: Hable y escuche. Nada de clases magistrales.

Los jefes tienen que dar órdenes, y el suyo no es la excepción. De hecho, usted sabe que ellos también están bajo la presión de asegurar resultados por parte del personal a su cargo, y que esa presión se traslada hacia abajo. Escuche el mensaje, y olvídese del mensajero.

Trate a su jefe como a un colega. Y como un aliado. En el análisis final, usted y su jefe tienen que aprender a confiar el uno en el otro. Usted tiene la madurez necesaria para manejar esta situación, por lo que no sería malo que haga el primer movimiento.

Lo importante, es que recuerde que hacer de este tipo de situaciones algo positivo está a su alcance. No a pesar de la diferencia de edad, sino a causa de la misma, pues usted podrá utilizar su mayor experiencia para manejar esta cuestión de forma positiva y efectiva.

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