Cuando empecé a adentrarme en el coaching, tenía una idea muy clara de por qué lo hacía y de lo que pretendía lograr con ello. Me movían cosas como la posibilidad de ayudar a los demás y sobre todo el posible logro de mis objetivos. Ahora sé que ambas cosas son igual de importantes, puesto que primero hemos de ayudarnos a nosotros mismos para poder después ayudar a los otros. Sin embargo y a pesar de tener muy claras mis metas, cuanto más profundizaba en este viaje, aprendía que los caminos que yo había pensado para llegar a ellas, no siempre se correspondían con los resultados obtenidos.
Tuve que aceptar que había diferentes formas de hacerlo, maneras distintas de alcanzar mi objetivo, pero también tuve que ser consciente de algo más que había empezado a ocurrirme sin que yo me lo propusiera. Empecé a recibir ciertos resultados positivos que nunca se me había pasado por la cabeza la posibilidad de conseguir. No porque pensara que eran difíciles o imposibles, sino porque ni siquiera los había imaginado. Mi mente estaba tan pendiente de hacer realidad mis sueños que no era capaz de abrirse a la posibilidad de lo mucho que puede lograrse, del amplio abanico de oportunidades que se nos presenta cuando decidimos el sencillo acto de empezar. Es como si este movimiento, fuera el detonante necesario para que distintas puertas comenzaran a abrirse. En palabras de Paulo Coelho "Cuando alguien toma una decisión, ejerce un poder tan grande que todo el universo conspira a su favor para que su deseo sea cumplido".
Fue entonces cuando empecé a contemplar lo que ahora llamo "los objetivos de la vida", que a veces son diferentes a los nuestros y que traen nuevas consecuencias, fruto de la decisión y la acción, y que fui obteniendo a medida que me disponía a dar nuevos pasos en el camino hacia mis metas, en las que sí pensaba cada día. Estas, en algunos casos también las fui consiguiendo, en otros, aún falta o sencillamente ocurre que vienen por vías diferentes a las que yo había pensado, pero además, están esos otros logros que la vida me propuso y que yo acepté porque al fin estaba preparada para llevarlos a buen término. Los objetivos de la vida y sus dones, que me fueron dados sólo por el hecho de haber decidido ponerme manos a la obra con los míos propios. Descubrí que cuando yo daba un paso en el camino hacia mis objetivos, los objetivos de la vida daban cuatro pasos hacia mí.
Por eso ahora, además de impartir mis talleres en los centros hacia los que yo había dirigido mis pensamientos y mis acciones, han surgido otros lugares donde impartirlos de maneras absolutamente imprevisibles. A través de alumnos e incluso de clientes, se me abren nuevas posibilidades en mi trabajo. Tanto en mis talleres literarios como en los de desarrollo personal a través de la escritura, como en el coaching para escritores en el que me especializo día a día, tras varios años de impartir estos talleres, de observar, empatizar y sufrir los mismos temores y dudas que sufre un escritor cuando empieza, cuando decide que su habilidad para escribir le puede llevar a ser escritor. Sé, como escritora, que el camino es duro, por eso comprendo y puedo guiar a todas estas personas y a otras que quieran realizar un proyecto propio personal o laboral. También me propone la vida nuevos textos que escribir y que publicar en diferentes medios, como éste que escribo ahora.
Con el coaching se logran los resultados que esperas y también aquellos que nunca esperaste. El coaching te prepara para recibirlos y aceptarlos, para estar abierto a nuevas oportunidades y al mismo tiempo, te da la capacidad para crearlas a tu antojo. Con el coaching descubres que hay más mundo tras tus metas, que hay otros objetivos posibles y que escuchar lo que nos dice la vida es importante, pues aunque dejarnos llevar por ella es un aprendizaje diario, es posible que sea también la sabiduría definitiva en nuestro interior.
Mar Cantero Sánchez
Escritora/ Coach personal y Coach para escritores
Talleres de escritura creativa
Talleres de terapia y autoayuda a través de la escritura.
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